
-Yo te quiero. Muchísimo. No podría vivir sin ti. Tampoco podría olvidarte.
-Yo te amo como nunca he amado a nadie. Eres lo único que me importa en esta vida, y ahora por favor, bésame, abrázame, hazme tuya, solo tuya. Por favor.
Entonces, él se acercó a ella y la besó como nunca. Sus labios se juntaron para proceder a un cálido y suave beso. Abrazos, caricias, más besos. Fue una tarde de parejas. Era mi tarde, y la suya. Yo le amaba y el también a mi. Le quería tanto, que hasta dolía.
Yo y él.
0 diente(s) reluciente(s) en una gran boca sana.:
Publicar un comentario